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Tigres de la otra noche en el Centro Cultural Gabriel García Márquez de Bogotá el 31 de enero



Fuente: Lanotaeconomica.co

Cuenta cuentos
Narración a cargo de Elizabeth Ramírez y Diego Cortés, promotores de lectura.
El domingo 17 de enero, se realizará la lectura del cuento Este verde poema, de Aurelio Arturo y Carlos Pellicer López (FCE). El sol exprime sus rayos sobre el cielo tranquilo de un pueblo, un corazón agita sus alas azules y la noche es una hojarasca oscura que aprisiona a la luna. A través de una selección de versos de morada al sur, de Aurelio Arturo, Carlos Pellicer López crea imágenes de gran lirismo. Extraídos de poemas como Sol, Arrullo, y Amo la noche, en estos versos encontramos la mirada idílica, paradisiaca y de admiración por los elementos naturales del poeta, acompañados de la capacidad expresiva del ilustrador para decantar la poesía a través de las formas sencillas de sus collages.
El domingo 24 de enero, se leerá en voz alta el libro Lo que no sabe pupeta, de Javier Mardel (FCE). Una colección de poemas que gira en torno a una protagonista peluda, inquieta y muy cariñosa: la perra Pupeta, que irá descubriendo el mundo a través de sus olores, sus sonidos, sus juegos y el contacto cotidiano y afectivo de sus dueños hasta perder su agilidad, el oído, la orientación, pero nunca la curiosidad ni su necesidad de dar y recibir afecto.
Finalizando con las actividades para niños, el domingo 31 de enero, tendremos la lectura del libro Tigres de la otra noche, de María García Esperón (FCE). Poemario que obtuvo el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2005. Es un viaje a la infancia que tiene como personaje central al tigre, animal que fascinó a Jorge Luis Borges, a quien la autora rinde homenaje. Los poemas, estructurados en forma circular, son breves y sencillos, y destacan por la facilidad con la que conectan con la imaginación infantil. En ellos el tigre es el amigo imaginario de los niños, su otro yo, un animal salvaje, libre y solitario, en el que pueden verse reflejados. La propuesta gráfica, llena de texturas, aporta fuerza y sentido al texto.

Asomarse a lo inagotable. Entrevista con Sergio Andricaín y Antonio Orlando Rodríguez

Asomarse a lo inagotable (Fragmento)



Sergio Andricaín y Antonio Orlando Rodríguez


¿Cómo fue el proceso de escritura de Tigres de la otra noche? Mientras escribías los textos, ¿tenías algún destinatario en mente? ¿Qué te llevó a enviar el manuscrito a un premio de poesía infantil?

Me encontraba escribiendo Querida Alejandría cuando al “hojear” páginas web para descansar de la escritura, hallé la convocatoria del concurso. Casi sin pensar, abrí otro documento en word, paseé la mirada por la habitación para encontrar un tema y vi un pequeño tigre pegado en mi computadora, un tigre de goma que había realizado mi hijo cuando estaba en preescolar y que yo había guardado por su encanto infantil, y escribí el primer poema, que es una invocación. En esa misma tarde, de un tirón, escribí los veinte poemas breves, llamaba a mi hijo y se los leía y al mismo tiempo se los enviaba a mi madre por email. Ella me llamó por teléfono llorando al anochecer, pidiendo que no se terminaran los tigres, que no se fueran… y su sentimiento me otorgó el final del poemario:


Mi tigre regresó
la otra noche…


Jamás había escrito poesía. Sí he sido lectora de poesía –mi preferida es la poesía española de la primera mitad del siglo XX, mis autores Antonio Machado, García Lorca, Miguel Hernández y Alberti, cuyas obras me sé de memoria en gran parte–, pero como escritora me ubico en la narración. Sin embargo, ese momento de creación del poemario fue, y así lo recuerdo, como un instante privilegiado, un largo instante sagrado en que me fueron deparados –que así lo diría Borges– esos poemas. Tigres de la otra noche no es un esfuerzo. Tigres de la otra noche es un don. En la rueda de prensa en que se anunció que yo había ganado, manifesté: “Yo no escribí los Tigres de la otra noche, los escribieron los grandes autores a través de mí”. Lo sigo pensando. Lo pienso más ahora que en esa mañana de noviembre de 2005 en que lo dije, pues he tenido oportunidad de comprobar los efectos de esos poemas en las personas, las imágenes que les suscitan, los sentimientos que renuevan y la fuerza espiritual que poseen.

¿Por qué un libro sobre tigres? ¿Te sientes atraída o vinculada de alguna manera a esos animales? ¿Simbolizan algo para ti? ¿O son un motivo puramente literario?

Yo conocí a Borges, su literatura, hasta los veinte años. Con asombro comprendí que su canon literario había sido en buena parte el mío, con importantes excepciones y guardando por supuesto todas las distancias que se le deben a un autor de esa magnitud. La relación de Borges con el tigre describe perfectamente mi relación con los antiguos textos que me enamoran, con los jeroglíficos que no puedo leer, con las letras que no comprendo, con los idiomas perdidos, con el amor imposible. El cuento “La escritura del dios”, el libro El oro de los tigres, la palabra “otro” y “otra” tan usada por el genial argentino, los remito a la descripción de esa realidad que no podemos ver, pero que es la fuente de la grandeza del espíritu humano. La podemos llamar con muchos nombres, solamente el mito y la poesía pueden intentar explicarla. Hay un pasaje bellísimo de laIlíada en que Atenea le quita al guerrero Diomedes la tiniebla de los ojos para que pueda distinguir quién es dios y quién no lo es. Pues si no tuviéramos tiniebla en los ojos, podríamos descifrar la escritura del dios, las rayas del tigre, los dibujos de las llamas, los alfabetos del agua.

El tigre es lo irreductible, lo salvaje, lo inmisericorde, lo bello. El fuego es intensamente bello y quema, el agua es estremecedoramente bella y puede ahogarte, el tigre tiene una insoportable belleza y puede desgarrarte, devorarte. Su peligro es su fuerza. Y por si fuera poco, Borges nos lo dibuja como metáfora del tiempo. El tiempo es el tigre que me devora pero yo soy el tigre, dice. Y abusando de su generosidad de poeta utilizo su expresión para descubrir lo que me ha pasado con ese libro, y lo que me seguirá pasando. Como al héroe Diomedes, por un breve tiempo el ganar ese premio me quitó la tiniebla de los ojos, sufrí días de insomnio de los que perdí la cuenta y tuve una experiencia mística, la llamada “transmutación radical de la experiencia temporal”. He arañado el cielo con ese libro. Pero también he sufrido mucho debido a ese libro y llorado amargas lágrimas provocadas por la incomprensión y la indiferencia, por la desilusión y, en una ocasión, por el uso oficialista que se le dio a ese libro para justificar el proyecto político de una funcionaria de educación pública, desvirtuando toda su esencia y lo peor, con mi autorización, pues no supe reaccionar a tiempo para salvarlo y salvarme. Necesité un año entero para “curarme” de esa traición a mi propio libro.

Pero es que el fuego quema y el agua ahoga. El tiempo consume. El tigre devora. Por eso los Tigres de la otra noche no pueden ser para mí simplemente literatura, aunque a la Mallarmé, hayan ido a parar a un libro. Un libro ilustrado, además.

A tu juicio, ¿existe una poesía para niños o simplemente una poesía que también pueden leer los niños?
Existe solamente una poesía. Y su definición, que es para mí, la que dio Platón: ese algo liviano, alado y sagrado.

¿Qué tipo de niños crees sintoniza mejor con ese libro?

El niño en el adulto, definitivamente. Hace poco, un amigo de mi esposo, un ingeniero de 60 años, leyó frente a mí los veinte poemas. A la mitad levantó la vista y con unos ojos diferentes a los que tenía antes de comenzar a leer, me dijo: “Me estoy acordando de mi infancia”.

El niño en el adulto es también un niño importante. Un niño muy importante. Un niño real. La infancia es el pozo del ser, ha dicho Gaston Bachelard. Tocar el misterio de la propia infancia es una de las experiencias más intensas y transformadoras que pueda tener un adulto.

¿Qué es para ti la poesía?

El poder misterioso que todos sienten y no se puede explicar, en palabras de García Lorca: el duende. No es cosa de todos los días, ni siquiera se puede inducir, viene de esa especie de realidad sagrada que de repente aflora en la creación en acto, a veces sin palabras como en un momento de danza, en un quiebre de la muñeca del torero ante la media luna del toro. Hablo de duende, de luna y de toro (curiosamente personajes de El disco del tiempo: Pasifae, la luna; Minotauro), de la tradición mediterránea –constitutiva de nuestra cultura latinoamericana– que es una tradición de sangre. La sangre como ligación entre los orbes, la libación de los antiguos a la tierra, el murmurar las palabras del ritual, que son siempre un poema. La sangre sustituida por el vino, fruto de la tierra, la transmutación milagrosa de las religiones mediterráneas.

La poesía expresa nuestra vinculación con el misterio, nuestra vocación de inmortalidad, nuestra apetencia de muerte porque solamente la muerte le da su sentido cabal a la vida. Yo te plantaría, muerte, por ver si verdeabas, dijo el poeta español transterrado en México Luis Rius. Así mirada, es la poesía fuente de sentidos, viaje al origen, viaje a través del río del tiempo, para remontarlo, no para describirlo como una serie de sucesos al infinito, sino para conquistar el poder de estar presente en el tiempo original, que es la edad de oro. Y esto era, a fin de cuentas, la raíz y el cometido de la poesía de tiempos de Homero: técnicas más que literarias, sagradas para remontar ese río temporal a través de la Memoria. Mnemosine, según Homero, es la deidad que canta “todo lo que ha sido, todo lo que es y todo lo que será”.
Otra definición de poesía que me eleva y entusiasma la tomo de una inscripción órfica en una lámina de oro que acompañó hace muchos siglos a un muerto afortunado: el agua fresca que fluye del lago de la Memoria.

¿Qué puede aportarle la lectura de ese libro a un niño?

Tal vez, y solo tal vez, refrendar su derecho de soñar, usando otra bella expresión de Gaston Bachelard. Los niños soñadores –aunque creo que todos los niños son soñadores– son a menudo tildados de distraídos, raros o atípicos. Es en la ensoñación donde el ser del niño se expande, donde toma contacto con su soledad, misma donde encontrará o más bien, no encontrará los límites de su alma, tan profundo es su logos, como dijo Heráclito. Ese tesoro de la ensoñación infantil es el que evocado en la edad adulta, reactualizado, puede liberar la increíble fuerza del espíritu humano, que no tiene por qué ser propiedad exclusiva de los grandes hombres que en el mundo han sido, sino de cualquiera que recuerde que en algún tiempo era capaz de distinguir al tigre escondido en la alfombra, con su poder, su complicidad y su peligro.

Tigres de la otra noche: poemario para niños, en Tabasco hoy

'Tigres de la otra noche\', poemario para niños

La escritora María García Esperón usa como personaje central a felinos para captar la atención de los infantes

Publicado: Martes, 14 de Noviembre del 2006, a las 19:00 hrs.

Fuente: Tabasco hoy

Felinos rayados de todos tamaños y en todas las formas posibles habitan en "Tigres de la otra noche", un "amoroso" poemario para niños en el que lanarradora María García
Esperón ubica al mítico animal como un alter ego, el otro yo o el amigo imaginario de los infantes.

El libro, que obtuvo el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2006", convocado por la Fundación para las Letras Mexicanas y el Fondo de Cultura Económica, apuesta por la palabra poética, por contarle breves historias a los pequeños lectores con temas de su mundo cotidiano, en las que se ven reflejados e identificados.

La escritora, quien se ha destacado por su pluma precisa y por sus textos de ficción, un día se propuso escribir poesía para niños teniendo al tigre como el personaje central, porque lo concibe como un animal salvaje, libre y solitario, que entusiasmó y generó mucha de la escritura del argentino Jorge Luis Borges, a quien le rinde un homenaje con la edición.

Con esa certeza de que el otro es uno mismo, que es una de las teorías centrales del autor de "El Aleph" y "Ficciones", la narradora mexicana escribió de un "jalón", los 20 poemas que conforman el volumen que tiene ilustraciones de Alejandro Magallanes.

"Los niños están capacitados para entender, sentir, entender y disfrutar la belleza de las palabras, tal vez no penetren en su completo significado pero el sonido les parece hermoso, tal como decía Borges: ‘en las letras de rosa está la rosa y todo El Nilo en la palabra Nilo’, refirió la autora.

Con ese libro, María García Esperón le muestra a los pequeños lectores que el tigre es valiente, veloz, salvaje, solitario, que corre veloz como su nombre porque es una palabra persa que significa flecha, también le dice que en este libro hay un gran enamoramiento entendido como el amor que mueve a las estrellas alrededor del sol.

"Si hablamos de poesía creo que no hay mucha, en los libros de la SEP se incluyen poemas que no son para niños porque no se hace mucha poesía para el lector infantil, entonces se incluyen poemas que son hermosos pero son para adultos, parece que estamos vacunando a los niños contra la poesía porque no es su momento", dijo García.

La también autora de otros libros como "Sibila" o "Querida Alejandría" aseguró que el tigre es un animal salvaje, irreductible, solitario, piel de fuego, peligro, indescifrable, pero sobre todo solitario que les enseña mucho a los niños a encontrarse con ellos mismos.

El tigre, añadió, es como un amigo imaginario, le comparte el valor a los niños, le propicia la soledad que no es una calamidad, aunque en las sociedades actuales se le tenga en esa categoría, más bien es un puente con la realidades cósmicas y antropológicas.

"La soledad es la madre como en el flamenco, en estas soledades infantiles el niño expande su ser y el niño es cósmico, es inmenso, es encontrarse o reconocer un mundo interior que por esencia es libre, entonces, la soledad en un primer momento le da al niño la libertad y la seguridad de ser él", acotó la poeta y narradora.

"Tigres de la otra noche", que está hecho con el corazón y la pasión por la narrativa de Borges, quien hablaba del tigre pero también del otro, como el reflejo de lo que el ser humano es, se presentará el próximo sábado en la XXVI Feria Internacional del Libro
Infantil y Juvenil, que se realiza en el Centro Nacional de las Artes.